Los que perdieron toda la esperanza de continuar
Los que tuvieron la evidencia
Los que adquirieron la certeza de lo desconocido
Llegan los peregrinos
Con la muerte en el bolso
A terminar la vida terrenal junto al río...
(Julio Barrenechea, poeta chileno)
Llanto y cantos de dolor en los ghats...
( En Memoria de las víctimas del terremoto de Nepal )
Incineraciones en Pashupatinath ( Fuente EFE) |
Decenas de cadáveres son incinerados a diario, desde el día siguiente al fatídico terremoto del sábado 25 de Abril. El lugar es Pashupatinath, muy cerca de Kathmandú, en el templo más sagrado del hinduismo en Nepal, junto al río Bagmati.
Cada cuerpo es quemado sobre un lecho de madera, en uno de los 15 ghats de incineración, junto a las escaleras de acceso al río, adonde se depositan finalmente las cenizas de los difuntos para su viaje a la eternidad.
Normalmente son quemados media docena de cuerpos al día, pero el terremoto ha provocado incontables víctimas, produciendo un colapso de las instalaciones, listas de espera, y largas colas para los rituales de incineración. Las familias esperan pacientemente su turno compartiendo en silencio el llanto y dolor colectivo con rituales ceremoniales.
Mientras tanto, y desde la orilla opuesta, vecinos, curiosos y amigos contemplan con absoluto respeto el doloroso ritual, pues saben que algún día acabarán igual.
Pashupatinath es la última estación de la vida terrenal...
Estos días son incinerados hasta cinco cuerpos en una sola jornada, en la misma hoguera. Los encargados de la incineración no dan abasto, y al menos 200 cadáveres fueron quemados en los dos primeros días, tras el terremoto.
Un cuerpo tarda tres horas de tiempo medio en consumirse, y tras el vertido de cenizas al río con un riguroso protocolo establecido, se procede a la limpieza del ghat. La duración total del proceso viene a ser de 4/5 horas.
Una serie de ritos de purificación, que incluyen baños en el río, se acompañan de la colocación de una nueva pira de madera, y de la recepción de un nuevo difunto.
Así está sucediendo día y noche, en los 15 ghats, desde aquél trágico sábado ...
El Señor de todos los animales
Es lo que significa Pashupatinath. En realidad es un avatar del dios Shiva, el destructor. Venerado especialmente en Nepal, es una deidad nacional. Su santuario, cuyo origen no se conoce con certeza, se remonta al menos al año 400. Es el más antiguo de Kathmandú, y fue construido en su aspecto actual en 1694 por el rey Bhupendra Malla. Es el templo más sagrado del país, uno de los 275 Paadal Petra Sthalams, o moradas sagradas de Shiva. El más importante del subcontinente indio y uno de los más del mundo, y allí va la gente a incinerar a sus difuntos. Para ellos el río Bagmati es tan sagrado como el Ganges.
Hay muchas historias sobre el origen de Pashupatinath. La principal es que Shiva y Parvati, su esposa, llegaron al valle de Kathmandú y descansaron junto al rio Bagmati. Shiva quedó tan impresionado con su belleza y la del bosque anexo, que decidieron convertirse en ciervos y quedarse allí. Después de un tiempo, los dioses y la gente comenzaron a buscarlos hasta encontrarlos. Shiva se negaba a abandonar el lugar, pero cuando lo hizo, les anunció que el sitio se llamaría Pashupatinath, el Señor de todos los Animales, pues vivía en armonía con todos ellos, y le adoraban.
A menudo se ven representaciones del dios con cuernos de ciervo como se ve en su célebre sello del Museo de Delhi. Es su representación como Shiva Pashupathi. En el lugar dejó el lingam, y quien lo regara con agua sagrada del rio Bagmati, no renacería nunca más como animal.
Al templo llegan diariamente numerosos fieles y hombres sagrados sadhus, que visitan los ghats, y se sumergen en el rio Bagmati para los rituales de purificación. Muchos de ellos tienen consideración de residentes. Dedican su tiempo a venerar a Shiva Pashupathi, instruir y consolar a los familiares de los difuntos que se incineran, educar a los jóvenes novicios que se inician en el culto hinduista, conviviendo pacífica y libremente con los animales sagrados: vacas, elefantes, monos, serpientes, aves...
Es lo que significa Pashupatinath. En realidad es un avatar del dios Shiva, el destructor. Venerado especialmente en Nepal, es una deidad nacional. Su santuario, cuyo origen no se conoce con certeza, se remonta al menos al año 400. Es el más antiguo de Kathmandú, y fue construido en su aspecto actual en 1694 por el rey Bhupendra Malla. Es el templo más sagrado del país, uno de los 275 Paadal Petra Sthalams, o moradas sagradas de Shiva. El más importante del subcontinente indio y uno de los más del mundo, y allí va la gente a incinerar a sus difuntos. Para ellos el río Bagmati es tan sagrado como el Ganges.
Sello de Shiva Pashupati, y pintura de Shiva regando su lingam ( Fuente Nepal Travel) |
Hay muchas historias sobre el origen de Pashupatinath. La principal es que Shiva y Parvati, su esposa, llegaron al valle de Kathmandú y descansaron junto al rio Bagmati. Shiva quedó tan impresionado con su belleza y la del bosque anexo, que decidieron convertirse en ciervos y quedarse allí. Después de un tiempo, los dioses y la gente comenzaron a buscarlos hasta encontrarlos. Shiva se negaba a abandonar el lugar, pero cuando lo hizo, les anunció que el sitio se llamaría Pashupatinath, el Señor de todos los Animales, pues vivía en armonía con todos ellos, y le adoraban.
A menudo se ven representaciones del dios con cuernos de ciervo como se ve en su célebre sello del Museo de Delhi. Es su representación como Shiva Pashupathi. En el lugar dejó el lingam, y quien lo regara con agua sagrada del rio Bagmati, no renacería nunca más como animal.
Alrededores del Santuario de Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Al templo llegan diariamente numerosos fieles y hombres sagrados sadhus, que visitan los ghats, y se sumergen en el rio Bagmati para los rituales de purificación. Muchos de ellos tienen consideración de residentes. Dedican su tiempo a venerar a Shiva Pashupathi, instruir y consolar a los familiares de los difuntos que se incineran, educar a los jóvenes novicios que se inician en el culto hinduista, conviviendo pacífica y libremente con los animales sagrados: vacas, elefantes, monos, serpientes, aves...
Ghats de incineración en Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Ghats de incineración en Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Ghats de incineración en Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Se accede al conjunto por un paseo que bordea el rio Bagmati, frente a los ghats de incineración. Allí se acomoda la gente a contemplar los rituales, y más al fondo, cruzando el puente, se entra en las dependencias del Templo de Shiva. También por esta orilla se puede subir a la colina de los monos, donde están alojados los santones shadus.
Orilla frente a los ghats de incineración ( Foto Nacho SM) |
"Yo creo en la inmortalidad del alma, y pondría como ejemplo el océano. Está compuesto por gotas de agua. Cada gota es una entidad pero a la vez es una parte de la totalidad"
( Mahatma Gandhi)
Estas palabras de Gandhi son una síntesis de la filosofía hinduista sobre la realidad absoluta del ser humano. El alma individual es una parte del alma universal, o Brahman, y por lo tanto es inmortal. No conoce nacimiento ni muerte. Es eterna. El cuerpo es solamente una envoltura transitoria.
Dice Krishna en el Gita:
" Como una persona se pone ropa nueva, quitándose la vieja, de la misma manera el alma se deshace de cuerpos gastados y adquiere otros nuevos. El que ha nacido morirá, y el que muere nacerá otra vez"
Cuando una persona nace como ser humano lo llamamos reencarnación. Dice la filosofía hinduista que lo más importante es la transmigración según la cual existen 8.400.000 tipos de seres vivos en el universo, y cada alma tiene que pasar por todas estas vidas.
Ir naciendo una tras otra en estas formas, cumpliendo un ciclo o samsara, equivale al concepto del infierno para las religiones occidentales, y se puede escapar de este ciclo alcanzando el nirvana, también llamado moksha.
Una de las formas de alcanzar el moksha es mediante la incineración directa en Benarés, La India, en los ghats de Ganga Ma (río Madre Ganges), o también en los ghats de Pashupatinath, en Kathmandú, Nepal. Ambos lugares sagrados son dominios de Shiva, el constructor y también destructor.
Pashupatinath y Benarés son los centros de incineración más importantes del hinduismo. Aunque las tradiciones se van relajando, el ritual se efectúa en silencio pues se cree que expresar dolor o llanto puede perturbar la transmigración del alma.
Primeramente el cuerpo es lavado y purificado en el río antes de ser envuelto en el sudario. El ritual lo dirige el hijo mayor del difunto, que se viste de blanco, el color del luto, pero del proceso mecánico de la incineración: maderas, fuego, combustibles inflamables de alcanfor y mantequilla derretida se encargan los doms, miembros de las castas más bajas de la sociedad. Los familiares esperan varias horas hasta que el cuerpo queda convertido en cenizas, que son vertidas al rio por los doms.
Los menores de 10 años y las mujeres embarazadas no se incineran en estas ciudades sagradas, tampoco los sadhus ni los yogis pues al estar en un plano superior de la existencia, tienen que volver a renacer para iluminar a los demás. Tampoco son cremados los leprosos para no enfurecer al dios fuego, ni los fallecidos por mordeduras de serpiente, al estar los ofidios asociados a Shiva. Consideran su picadura un buen auspicio y ya no precisan de incineración en estos sagrados ghats.
Tres días después de la cremación las familias celebran con comidas y rituales festivos la transmigración del alma del difunto, de la tierra al cielo.
Sadhus y Rhesus en la colina de Shiva
Pashupatinath es un universo, con su propio tiempo. Un lugar apartado del mundo. Frente a los ghats están las escaleras que suben al bosque de Shiva. Está bordeada de templetes donde se custodian los lingam sagrados, que representan con su símbolo fálico erecto la fertilidad de Shiva.
Los lingam sagrados tenían en un principio una representación formal más explícita, pero fue evolucionando hacia formas geométricas anicónicas y abstractas, desprovistas de elementos ornamentales. Los originales datan del s.VIII. Se levantan en el centro de una base circular que representa el yoni, símbolo de la diosa Shakti, la energía creativa femenina.
El complejo ritual de adoración a los lingam sagrados del dios, se inicia con el oficiante o sadhu, untado de pasta de sándalo amarillo, acariciando la piedra pulida, y adornándola con guirnaldas. Se canta a coro entre varios la invocación OM NAMAH SHIVAYAH, arrojando pétalos de flores hasta que el lingam queda cubierto. Luego se vierte un líquido combinado de leche y miel, que corre por la piedra llenando el yoni, hasta que se derrama por el rebosadero, o arghya, para ser repartido entre todos, y bebido. Es una representación de la eyaculación cósmica del dios, en el momento de máxima energía femenina, y el resultado es la creación de una nueva vida, pues todo acto de creación va acompañado de placer, liberación y felicidad.
" Él no era feliz. Una persona que se siente sola no es feliz. Quería una compañia. Como él tenía un cuerpo grande, del tamaño de hombre y mujer juntos, se dividió en dos y surgieron el hombre y la mujer"
(Brihardaranayaka Upanushad)
La pareja divina nacida de este principio bipolar masculino y femenino, Shiva y Shakti, en su unión sexual establecen la base del culto representado en el lingam y el yoni. Pero no toda unión física tiene valor, pues el Tantra solo se alcanza si va acompañado de ayunos, meditación, yoga y autocontrol.
La potencia creadora universal tiene su fundamento en el acto sexual. Mediante la relación corporal se alcanza el Tantra, la máxima espiritualidad. El cuerpo físico es nuestra herramienta para conseguirla, y esconde el ser sutil al que hay que despertar.
Pero no es el momento ahora de profundizar en una de las cuestiones más importantes del hinduismo clásico. Algún día, cuando viajemos por los templos de Khajuraho, hablaremos del Kamasutra y el erotismo como manifestación del Tantra...
Todo el recinto de Pashupatinath está lleno de pequeños templetes-santuario, que alojan los lingam sagrados de Shiva. Los santones sadhus se suelen colocar sentados en el umbral de las puertas.
Con ropaje color ocre, blanco, o desnudos, con una manta al hombro, una jarra de bronce en una mano, y un bastón en la otra se encuentran por todas partes, tanto en La India como en Nepal. Algunos van afeitados y rapados, otros con barba y largas trenzas atadas en tiras, que nunca se cortan. Suelen llevar collares y van descalzos.
Frecuentan los lugares sagrados como Benarés o Pashupatinath, los centros de Shiva, el Santón Supremo. No tienen familia ni propiedades. Muchos andan sin rumbo fijo, otros se establecen en las aldeas, donde se consideran hombres sagrados. No se sabe bien cuantos hay, pues no están registrados, al estar en un plano existencial superior al humano. Se untan el cuerpo con ceniza de las cremaciones de los ghats. Imparten la sabiduría de su experiencia y consejos, enseñando meditación, yoga, medicina naturista, y prácticas espirituales.
En Pashupatinath viven de las provisiones de comida que les lleva la gente, y duermen al aire libre bajo un pórtico cubierto interior del recinto, cuya visita impresiona. No me he atrevido a sacar fotos de este lugar tan íntimo por respeto a ellos, pues muchos se encontraban concentrados, haciendo complejos ejercicios de yoga. No les afecta ni el frio ni el calor ni la lluvia. Aspiran al autocontrol del cuerpo y la mente, mediante severas prácticas físicas de yoga. Aprenden a dominar los deseos carnales, los sentidos, la respiración, e incluso son capaces de parar los latidos del corazón. Fue un sadhu quien inspiró a Buda a abandonar su lujosa vida para convertirse en eremita.
Uno de los más populares en Nepal es Samrat Sadhu, al que siempre se le ve sonriente y solícito, sentado delante de su templete en la primera terraza que asciende al bosque.
Su porte y aspecto son majestuosos. Samrat es alto, esbelto e imponente. Mirada profunda, penetrante y difícil de mantener. Con buena forma física, limpio impecable, y moreno lustroso. Barba y pelo intactos desde su conversión en sadhu. Es famoso por haber participado en varias películas. Samrat está casi siempre en el templete del lingam principal de la colina de Shiva, y tiene delante una de las múltiples representaciones escultóricas del Toro Sagrado Nandi. En su cerviz está depositado el tikka, o polvo rojo distintivo de Shiva, y que él mismo te aplica con gesto ágil en el centro de la frente.
Reconozco que la mirada de Samrat fue quizás lo que más me impresionó de cuanto vi en Pashupatinath. Me dio la sensación de que penetraba y me leía la mente con suma facilidad. Nunca he visto a nadie mirar de esa manera tan profunda. Y lamenté más tarde haberle apartado la mirada... sencillamente, no se la pude mantener.
Pero en la colina del bosque de Shiva, el Señor de todos los animales, campan a sus anchas una legión de monos Rhesus ( Macaca Mulatta). Uno de los más antiguos de la cadena evolutiva primate, típicos del subcontinente indio y China. Son muy sociables, viven 25 años y miden unos 60 cm de altura. Aunque no lo parezca, los humanos tenemos un 93% de coincidencia genética de ADN con el Rhesus.
Pero Shiva, al igual que otros dioses, no los ha podido liberar de la plaga de las pulgas. Se pasan el día quitándoselas unos a otros. Tampoco de su costumbre de apropiarse de cualquier cosa que el ingenuo turista deje a su alcance, como gafas de sol, gorros, etc...
Parece un mundo inmutable, anclado en el arcano del tiempo, al margen de todo. En Pashupatinath, pese a ser una última estación para muchos, un lugar de muerte, un recinto sagrado de incineración, uno encuentra sosiego y equilibrio. Una extraña paz te recorre, mientras miras este universo de llanto y cánticos. Quizás por esta razón, muchos acuden allí cuando creen haber llegado al final de sus días, para terminar el ciclo de vida dejándose llevar, tranquilizado, por las sabias, profundas y amables palabras de los sadhus...
El templo principal, construido en el s.XVII, sobre una estructura original varios siglos anterior, es del tipo pagoda nepalí: cúbica con dos niveles de tejados y vigas tornapunta talladas, de gran belleza. Las cubiertas voladas son de cobre y con revestimiento de planchas de oro. El gran santuario de Lord Shiva, como lo llaman allí, tiene cuatro puertas chapeadas con láminas de plata, y a la principal se accede por la escalinata que sube desde el rio.
En el interior se conserva la piedra sagrada Mukhalinga, o cuerno del ciervo de Shiva, con la base yoni en plata, abrazada por una serpiente también de plata.
La leyenda dice que Shiva tomó en el bosque la forma de un ciervo, y cuando los dioses le obligaron a recuperar su forma divina, le arrastraron y se rompió un cuerno. Con el tiempo fue adorado como un lingam hasta que se perdió. Pero muchos años después unos pastores descubrieron que sus vacas iban a un charco de leche que salía de la tierra, y excavando encontraron el lingam sagrado de Shiva, y le construyeron el santuario.
Nada más traspasar la puerta se encuentra la estatua del Gran Toro Nandi, chapado en oro. El acceso está rigurosamente prohibido a los no hinduistas y occidentales - las vacas y monos deambulan libremente por todos los sitios - por lo que para nosotros es imposible entrar y admirarlo, siendo preferible verlo todo en una panorámica general desde la orilla opuesta. Estaba cerrado cuando visité el santuario, por lo que acompaño la descripción con fotos del reportaje de Liliana Maffiotte.
El Toro Nandi es la montura sagrada de Shiva, como Garuda es la de Vishnú. En los templos se suele representar al dios sentado sobre el toro. También se le representa con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Su piel es de color blanco, asociado a la pureza y la justicia. Sus cuatro patas simbolizan la verdad, la rectitud, la paz y el amor. Siempre está mirando hacia el lugar más sagrado, por tanto está de espaldas a la puerta.
Los creyentes acuden llevándole ofrendas de flores, y le acarician las patas y los testículos mientras rezan, pues las oraciones tienen como finalidad propiciar la fertilidad.
El Nirvana está en sus aguas
Pashupatinath, la ciudad del Nepal fin de trayecto. La última parada de esta vida. Venir aquí, al igual que pasa en Benarés, es lograr el pase directo a la eternidad, alcanzar la liberación. El alma, como si fuera un rayo de luz, volverá al gran sol, y como una gota de agua volverá al gran océano, y las cenizas del cuerpo temporal, irán flotando rio Bagmati abajo, hasta encontrarse con Ganga Ma, el rio Madre Ganges.
La fuente purificadora de toda la vida, que nace del pelo del dios en las cumbres.
Dice el Gita:
"Estas almas grandes no regresan al campo triste y transitorio de la reencarnación. Han alcanzado la perfección más sublime, y han llegado a Mi presencia "
Om Namah Shivaya...
¿ Porqué has removido la tierra Lord Shiva?
¿ Porqué has destruido con tu frenético tambor hasta los cimientos de los templos que han levantado durante centurias en tu honor?
¿ Porque has aniquilado a toda esa buena gente que atiende tus dictados, y te honran?
¿ Porqué has permitido que miles de personas no culminen su ciclo de vida, repartiendo tanta muerte?
¿ Porqué permites que las familias no puedan recuperar sus cuerpos sepultados bajo toneladas de rocas y tierra, en las faldas de tus cumbres sagradas?
¿ Porqué consientes tanto dolor en tus Ghats de Pasupatinath?
¿ Acaso no los oyes llorar?...
Pero te invoco Lord Shiva.
Y te pido compasión hacia tu pueblo de Nepal. Dales fuerzas para sobrevivir a tanta destrucción, y consuela su dolor por la pérdida de sus seres queridos.
Dales energía para reconstruir los templos que tú mismo has arrasado.
Y a los fallecidos, permíteles que disfruten eternamente de tu bosque sagrado.
Concédeles la liberación del ciclo de transmigración, el moksha o nirvana.
Dale fuerza e inspiración a Samrat y sus compañeros sadhus, para encontrar las palabras acertadas de consuelo a los familiares que se acerquen a ellos, buscando el eco de tu voz.
Apiádate de ellos, son tus hijos e hijas y, aunque pobres, están llenos de tu bondad.
Necesitan respuestas y justificación.
Por ellos rezo, vierto pétalos de rosas de tu bosque sagrado, derramo la leche con miel sobre tu lingam, y mientras espero un nuevo renacer, cantaré tu himno sagrado...
" Aquel que cante este himno de las cinco sílabas, junto a una de las imágenes del dios, vivirá en la morada de Shiva y gozará eternamente de su compañía"
(Advaita Vedanta Shankara, Filósofo Shivaista)
( Mahatma Gandhi)
Estas palabras de Gandhi son una síntesis de la filosofía hinduista sobre la realidad absoluta del ser humano. El alma individual es una parte del alma universal, o Brahman, y por lo tanto es inmortal. No conoce nacimiento ni muerte. Es eterna. El cuerpo es solamente una envoltura transitoria.
Dice Krishna en el Gita:
" Como una persona se pone ropa nueva, quitándose la vieja, de la misma manera el alma se deshace de cuerpos gastados y adquiere otros nuevos. El que ha nacido morirá, y el que muere nacerá otra vez"
Cuando una persona nace como ser humano lo llamamos reencarnación. Dice la filosofía hinduista que lo más importante es la transmigración según la cual existen 8.400.000 tipos de seres vivos en el universo, y cada alma tiene que pasar por todas estas vidas.
Ir naciendo una tras otra en estas formas, cumpliendo un ciclo o samsara, equivale al concepto del infierno para las religiones occidentales, y se puede escapar de este ciclo alcanzando el nirvana, también llamado moksha.
Ghats de incineración ( Fotos Nacho M. Pendas) |
Una de las formas de alcanzar el moksha es mediante la incineración directa en Benarés, La India, en los ghats de Ganga Ma (río Madre Ganges), o también en los ghats de Pashupatinath, en Kathmandú, Nepal. Ambos lugares sagrados son dominios de Shiva, el constructor y también destructor.
Ghats de incineración ( Fotos Nacho M. Pendas) |
Pashupatinath y Benarés son los centros de incineración más importantes del hinduismo. Aunque las tradiciones se van relajando, el ritual se efectúa en silencio pues se cree que expresar dolor o llanto puede perturbar la transmigración del alma.
Primeramente el cuerpo es lavado y purificado en el río antes de ser envuelto en el sudario. El ritual lo dirige el hijo mayor del difunto, que se viste de blanco, el color del luto, pero del proceso mecánico de la incineración: maderas, fuego, combustibles inflamables de alcanfor y mantequilla derretida se encargan los doms, miembros de las castas más bajas de la sociedad. Los familiares esperan varias horas hasta que el cuerpo queda convertido en cenizas, que son vertidas al rio por los doms.
Ghats de incineración ( Foto Nacho SM) |
Los menores de 10 años y las mujeres embarazadas no se incineran en estas ciudades sagradas, tampoco los sadhus ni los yogis pues al estar en un plano superior de la existencia, tienen que volver a renacer para iluminar a los demás. Tampoco son cremados los leprosos para no enfurecer al dios fuego, ni los fallecidos por mordeduras de serpiente, al estar los ofidios asociados a Shiva. Consideran su picadura un buen auspicio y ya no precisan de incineración en estos sagrados ghats.
Tres días después de la cremación las familias celebran con comidas y rituales festivos la transmigración del alma del difunto, de la tierra al cielo.
Sadhus y Rhesus en la colina de Shiva
Pashupatinath es un universo, con su propio tiempo. Un lugar apartado del mundo. Frente a los ghats están las escaleras que suben al bosque de Shiva. Está bordeada de templetes donde se custodian los lingam sagrados, que representan con su símbolo fálico erecto la fertilidad de Shiva.
Subida al bosque de Shiva ( Foto Nacho SM) |
Los lingam sagrados tenían en un principio una representación formal más explícita, pero fue evolucionando hacia formas geométricas anicónicas y abstractas, desprovistas de elementos ornamentales. Los originales datan del s.VIII. Se levantan en el centro de una base circular que representa el yoni, símbolo de la diosa Shakti, la energía creativa femenina.
Lingam sagrados de Shiva en Pashupatinath. Izquierda Fashion-cloud.com. - Dcha Chandra Prakash Baherwani |
Escalera de los Lingam ( Fotos Nacho SM) |
El complejo ritual de adoración a los lingam sagrados del dios, se inicia con el oficiante o sadhu, untado de pasta de sándalo amarillo, acariciando la piedra pulida, y adornándola con guirnaldas. Se canta a coro entre varios la invocación OM NAMAH SHIVAYAH, arrojando pétalos de flores hasta que el lingam queda cubierto. Luego se vierte un líquido combinado de leche y miel, que corre por la piedra llenando el yoni, hasta que se derrama por el rebosadero, o arghya, para ser repartido entre todos, y bebido. Es una representación de la eyaculación cósmica del dios, en el momento de máxima energía femenina, y el resultado es la creación de una nueva vida, pues todo acto de creación va acompañado de placer, liberación y felicidad.
" Él no era feliz. Una persona que se siente sola no es feliz. Quería una compañia. Como él tenía un cuerpo grande, del tamaño de hombre y mujer juntos, se dividió en dos y surgieron el hombre y la mujer"
(Brihardaranayaka Upanushad)
La pareja divina nacida de este principio bipolar masculino y femenino, Shiva y Shakti, en su unión sexual establecen la base del culto representado en el lingam y el yoni. Pero no toda unión física tiene valor, pues el Tantra solo se alcanza si va acompañado de ayunos, meditación, yoga y autocontrol.
La potencia creadora universal tiene su fundamento en el acto sexual. Mediante la relación corporal se alcanza el Tantra, la máxima espiritualidad. El cuerpo físico es nuestra herramienta para conseguirla, y esconde el ser sutil al que hay que despertar.
Santuarios de los Lingam ( Fotos Nacho SM) |
Pero no es el momento ahora de profundizar en una de las cuestiones más importantes del hinduismo clásico. Algún día, cuando viajemos por los templos de Khajuraho, hablaremos del Kamasutra y el erotismo como manifestación del Tantra...
Todo el recinto de Pashupatinath está lleno de pequeños templetes-santuario, que alojan los lingam sagrados de Shiva. Los santones sadhus se suelen colocar sentados en el umbral de las puertas.
Samrat Sadhu en la puerta del santuario Lingam ( Foto Nacho SM) |
Con ropaje color ocre, blanco, o desnudos, con una manta al hombro, una jarra de bronce en una mano, y un bastón en la otra se encuentran por todas partes, tanto en La India como en Nepal. Algunos van afeitados y rapados, otros con barba y largas trenzas atadas en tiras, que nunca se cortan. Suelen llevar collares y van descalzos.
Frecuentan los lugares sagrados como Benarés o Pashupatinath, los centros de Shiva, el Santón Supremo. No tienen familia ni propiedades. Muchos andan sin rumbo fijo, otros se establecen en las aldeas, donde se consideran hombres sagrados. No se sabe bien cuantos hay, pues no están registrados, al estar en un plano existencial superior al humano. Se untan el cuerpo con ceniza de las cremaciones de los ghats. Imparten la sabiduría de su experiencia y consejos, enseñando meditación, yoga, medicina naturista, y prácticas espirituales.
Vida cotidiana en Pashupatinath ( Fotos Nacho SM) |
En Pashupatinath viven de las provisiones de comida que les lleva la gente, y duermen al aire libre bajo un pórtico cubierto interior del recinto, cuya visita impresiona. No me he atrevido a sacar fotos de este lugar tan íntimo por respeto a ellos, pues muchos se encontraban concentrados, haciendo complejos ejercicios de yoga. No les afecta ni el frio ni el calor ni la lluvia. Aspiran al autocontrol del cuerpo y la mente, mediante severas prácticas físicas de yoga. Aprenden a dominar los deseos carnales, los sentidos, la respiración, e incluso son capaces de parar los latidos del corazón. Fue un sadhu quien inspiró a Buda a abandonar su lujosa vida para convertirse en eremita.
Uno de los más populares en Nepal es Samrat Sadhu, al que siempre se le ve sonriente y solícito, sentado delante de su templete en la primera terraza que asciende al bosque.
Samrat Sadhu en la puerta del santuario Lingam ( Foto Nacho SM) |
Su porte y aspecto son majestuosos. Samrat es alto, esbelto e imponente. Mirada profunda, penetrante y difícil de mantener. Con buena forma física, limpio impecable, y moreno lustroso. Barba y pelo intactos desde su conversión en sadhu. Es famoso por haber participado en varias películas. Samrat está casi siempre en el templete del lingam principal de la colina de Shiva, y tiene delante una de las múltiples representaciones escultóricas del Toro Sagrado Nandi. En su cerviz está depositado el tikka, o polvo rojo distintivo de Shiva, y que él mismo te aplica con gesto ágil en el centro de la frente.
Samrat Sadhu ( Foto Nacho SM) |
Reconozco que la mirada de Samrat fue quizás lo que más me impresionó de cuanto vi en Pashupatinath. Me dio la sensación de que penetraba y me leía la mente con suma facilidad. Nunca he visto a nadie mirar de esa manera tan profunda. Y lamenté más tarde haberle apartado la mirada... sencillamente, no se la pude mantener.
Mono Rhesus ( Foto Nacho SM) |
Monos Rhesus en Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Monos Rhesus en Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Monos Rhesus en Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Monos Rhesus en Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Pero Shiva, al igual que otros dioses, no los ha podido liberar de la plaga de las pulgas. Se pasan el día quitándoselas unos a otros. Tampoco de su costumbre de apropiarse de cualquier cosa que el ingenuo turista deje a su alcance, como gafas de sol, gorros, etc...
Parece un mundo inmutable, anclado en el arcano del tiempo, al margen de todo. En Pashupatinath, pese a ser una última estación para muchos, un lugar de muerte, un recinto sagrado de incineración, uno encuentra sosiego y equilibrio. Una extraña paz te recorre, mientras miras este universo de llanto y cánticos. Quizás por esta razón, muchos acuden allí cuando creen haber llegado al final de sus días, para terminar el ciclo de vida dejándose llevar, tranquilizado, por las sabias, profundas y amables palabras de los sadhus...
Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
El templo principal, construido en el s.XVII, sobre una estructura original varios siglos anterior, es del tipo pagoda nepalí: cúbica con dos niveles de tejados y vigas tornapunta talladas, de gran belleza. Las cubiertas voladas son de cobre y con revestimiento de planchas de oro. El gran santuario de Lord Shiva, como lo llaman allí, tiene cuatro puertas chapeadas con láminas de plata, y a la principal se accede por la escalinata que sube desde el rio.
En el interior se conserva la piedra sagrada Mukhalinga, o cuerno del ciervo de Shiva, con la base yoni en plata, abrazada por una serpiente también de plata.
La leyenda dice que Shiva tomó en el bosque la forma de un ciervo, y cuando los dioses le obligaron a recuperar su forma divina, le arrastraron y se rompió un cuerno. Con el tiempo fue adorado como un lingam hasta que se perdió. Pero muchos años después unos pastores descubrieron que sus vacas iban a un charco de leche que salía de la tierra, y excavando encontraron el lingam sagrado de Shiva, y le construyeron el santuario.
Grabado deToro Nandi y Shiva. Escultura en Mysore Karnataka ( Foto Rohith Ajjampur) |
Nada más traspasar la puerta se encuentra la estatua del Gran Toro Nandi, chapado en oro. El acceso está rigurosamente prohibido a los no hinduistas y occidentales - las vacas y monos deambulan libremente por todos los sitios - por lo que para nosotros es imposible entrar y admirarlo, siendo preferible verlo todo en una panorámica general desde la orilla opuesta. Estaba cerrado cuando visité el santuario, por lo que acompaño la descripción con fotos del reportaje de Liliana Maffiotte.
Entrada a Santuario y Toro Nandi ( Fotos Liliana Maffiotte WordPress) |
El Toro Nandi es la montura sagrada de Shiva, como Garuda es la de Vishnú. En los templos se suele representar al dios sentado sobre el toro. También se le representa con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Su piel es de color blanco, asociado a la pureza y la justicia. Sus cuatro patas simbolizan la verdad, la rectitud, la paz y el amor. Siempre está mirando hacia el lugar más sagrado, por tanto está de espaldas a la puerta.
Los creyentes acuden llevándole ofrendas de flores, y le acarician las patas y los testículos mientras rezan, pues las oraciones tienen como finalidad propiciar la fertilidad.
El Nirvana está en sus aguas
Pashupatinath, la ciudad del Nepal fin de trayecto. La última parada de esta vida. Venir aquí, al igual que pasa en Benarés, es lograr el pase directo a la eternidad, alcanzar la liberación. El alma, como si fuera un rayo de luz, volverá al gran sol, y como una gota de agua volverá al gran océano, y las cenizas del cuerpo temporal, irán flotando rio Bagmati abajo, hasta encontrarse con Ganga Ma, el rio Madre Ganges.
La fuente purificadora de toda la vida, que nace del pelo del dios en las cumbres.
Dice el Gita:
"Estas almas grandes no regresan al campo triste y transitorio de la reencarnación. Han alcanzado la perfección más sublime, y han llegado a Mi presencia "
Ghats de incineración en Pashupatinath ( Fotos Nacho SM) |
Ghats de incineración en Pashupatinath ( Foto Nacho SM) |
Om Namah Shivaya...
¿ Porqué has removido la tierra Lord Shiva?
¿ Porqué has destruido con tu frenético tambor hasta los cimientos de los templos que han levantado durante centurias en tu honor?
¿ Porque has aniquilado a toda esa buena gente que atiende tus dictados, y te honran?
¿ Porqué has permitido que miles de personas no culminen su ciclo de vida, repartiendo tanta muerte?
¿ Porqué permites que las familias no puedan recuperar sus cuerpos sepultados bajo toneladas de rocas y tierra, en las faldas de tus cumbres sagradas?
¿ Porqué consientes tanto dolor en tus Ghats de Pasupatinath?
¿ Acaso no los oyes llorar?...
Terremoto de Nepal ( Foto Reuters) |
Pero te invoco Lord Shiva.
Y te pido compasión hacia tu pueblo de Nepal. Dales fuerzas para sobrevivir a tanta destrucción, y consuela su dolor por la pérdida de sus seres queridos.
Dales energía para reconstruir los templos que tú mismo has arrasado.
Y a los fallecidos, permíteles que disfruten eternamente de tu bosque sagrado.
Concédeles la liberación del ciclo de transmigración, el moksha o nirvana.
Dale fuerza e inspiración a Samrat y sus compañeros sadhus, para encontrar las palabras acertadas de consuelo a los familiares que se acerquen a ellos, buscando el eco de tu voz.
Apiádate de ellos, son tus hijos e hijas y, aunque pobres, están llenos de tu bondad.
Necesitan respuestas y justificación.
Por ellos rezo, vierto pétalos de rosas de tu bosque sagrado, derramo la leche con miel sobre tu lingam, y mientras espero un nuevo renacer, cantaré tu himno sagrado...
" Aquel que cante este himno de las cinco sílabas, junto a una de las imágenes del dios, vivirá en la morada de Shiva y gozará eternamente de su compañía"
(Advaita Vedanta Shankara, Filósofo Shivaista)