martes, 3 de octubre de 2017

Barnabas, Saulo y Juan Marcos, de viaje por Chipre


Tras la muerte de Alejandro Magno, Chipre fue uno de los principales escenarios de las rivalidades de sus sucesores debido a su situación estratégica a poco más de 100 km del sur de Turquía, y de los principales puertos de Judea y Siria, al Este. 


Finalmente cayó bajo el dominio de los Ptolomeos, última dinastía de Egipto. En el año 57 a.C. la isla fue tomada por la República Romana, que fue estableciendo sus asentamientos sobre otros anteriores griegos y siempre en la costa, aprovechando las bases portuarias existentes. A partir del año 45 d.C. ya en la Era Cristiana, Chipre fue la primera isla cristianizada, precisamente por la cercanía con Jerusalen, escenario de la Vida Pública, Pasión y Muerte de Jesucristo, y también primer lugar de residencia de los 12 Apóstoles. 


Personajes de la historia:
Barnabas
Futuro San Bernabé. Judío originario de Chipre, de la tribu de Leví. Vivió en el s.I d.C. falleciendo martirizado en el año 61 d.C. en Salamina, Chipre. Su santuario y tumba están en la ciudad de Famagusta. No está incluido entre los 12 elegidos por Jesucristo, pero fue uno de los 70 discípulos mencionados en los Evangelios como Padres de la Iglesia. 
Fue colaborador y amigo personal de San Pablo, e intervino como su valedor ante los Apóstoles, tres años después de la conversión de éste, por ser muy apreciado por ellos. 
San Bernabé es el santo patrono de Chipre.

Saulo
Saulo de Tarso, Cilicia, Turquía, más tarde San Pablo. martirizado en Roma en el gobierno de Nerón entre los años 58-67 d.C. Conocido como el Apostol de los Gentiles, fue uno de los personajes más importantes del Primer Cristianismo. Su gran talento, conviccion, carácter misionero, cultura helenística y conocimiento del griego y del arameo, le permitió difundir la nueva religión por todo el Mediterráneo romano, de palabra y a través de sus Epistolas y Cartas. De perseguidor de cristianos pasó a ser converso tras el martirio de San Esteban. Sucedió cuando se dirigía a Damasco, donde tuvo una visión de Cristo tras la que estuvo tres días sin ver, comer ni beber. A los pocos días fue bautizado en Damasco y se convirtió al cristianismo. 

Por decisión de la Iglesia de Antioquía, inició una serie de viajes evangélicos con Barnabas o San Bernabé, oriundo de Chipre, y aceptado por los Doce Apóstoles originales gracias a su mediación. Por tanto está considerado como uno de los 70 discípulos de Cristo, como Padres de la Iglesia. En su primer viaje a Chipre, en el año 46 d.C. fueron acompañados por Juan Marcos, cruzando la isla por el interior, desde Salamina hasta Paphos, donde logró convertir al cristianismo al Procónsul romano Sergio Paulo tras ser duramente azotado. Gran activista de la nueva religión y crítico con las prescripciones del Judaísmo, fue detenido finalmente en Jerusalen, tras denuncia de los judíos a los romanos. 
Estuvo varios años encarcelado en Cesarea Marítima, posteriormente en Malta y finalmente trasladado a Roma, donde fue brutalmente martirizado en tiempos de Nerón, tras dos años de arresto.

Decapitación de San Pablo en Roma. Enrique Simonet (1887).
Capilla de la Virgen de los Reyes, Catedral de Málaga


Sus restos se encuentran en la Iglesia de San Pablo Extramuros de Roma, y sus actos principales están recogidos en "Los Hechos de los Apóstoles", Quinto Libro del Nuevo Testamento y recopilación redactada en los años 80 d.C. siendo contemporáneo del Evangelio de San Lucas. En el segundo viaje a Chipre, Saulo tuvo un enfrentamiento con Juan Marcos, separándose de Barnabas y encaminándose en solitario a Perge, en Panfilia, Turquía prosiguiendo su periplo evangélico. 
Este segundo viaje por Chipre, fue muy fructífero en conversiones al cristianismo por aclarar el problemático debate de la circuncisión, como veremos más adelante. 
Fue protagonizado únicamente por Barnabas y Juan Marcos.

Juan Marcos
Sobrino de Barnabas, y futuro Evangelista San Marcos. No fue discípulo directo de Jesucristo, pero basó su relato en las enseñanzas de San Pedro. En su segundo viaje evangélico a Chipre tuvo un enfrentamiento con Saulo, lo que motivó el abandono de éste y la separación con Barnabas, realizando el viaje solamente tío y sobrino. Fue el fundador y primer obispo de  la Iglesia de Alejandría, ciudad en la que falleció martirizado el año 68 d.C., pero sus reliquias fueron trasladadas a Venecia el año 828 d.C. donde siguen hoy, siendo el Santo Patrón de la ciudad.

Heraclidio:
Guió a Saulo y Barnabas por el camino de las montañas interiores de Troodos, desde Salamina hasta Paphos, siendo bautizado por los Apóstoles en la orilla del rio Setrachos, mas conocido como Marathasa, frente al pueblo de Kalopanayiotis, convirtiéndose en el primer Obispo de Chipre. En el lugar se edificó una pequeña iglesia, de la que no se tiene ninguna referencia. Siglos más tarde se construiría sobre sus restos el Monasterio de San Juan Lampadistis (San Juan el Iluminador), cuya iglesia principal o Katholikon, la construcción mas antigua del conjunto es del s.XI, y está dedicada a San Heraclidio.

San Juan Lampadistis:
Nombre que recibió el primer monasterio a partir del s.XI, como ampliación del original de San Heraclidio. Está dedicado a San Juan, el chipriota Iluminador (Lampadistis), un santo local que vivió en el s.X. que decidió abrazar el celibato abandonando a su prometida, y tomar los hábitos muy joven, por lo que los padres de ella lo envenenaron dejándolo ciego. Está enterrado allí por los poderes milagrosos y sobrenaturales de sus reliquias, que atraían cada vez a mayor número de peregrinos. 
El Monasterio que vemos hoy, tras sucesivas reformas y reconstrucciones por  el efecto de destrucciones y terremotos, de la construcción de los s.XI/XII data, sin embargo, del s.XVI construido en época veneciana.

Arquitectura de la historia:
Monasterio de San Juan Lampadistis, Troodos.


Monasterio de San Juan Lampadistis, Troodos, Chipre. Foto: Depositphotos Cyprus


Geografía de la historia:
Las montañas de Troodos



El macizo montañoso de Troodos ocupa el área centro-oeste de Chipre, con unas alturas próximas a los 2.000 mt. Es por tanto la cordillera más alta de la isla desde la que se tienen unas impresionantes vistas panorámicas. 

Panorámica desde Troodos. Foto: Rüdiger Steh

Como la zona costera estaba bajo ocupación romana, en Troodos se formaron las primeras comunidades cristianas, tras la muerte de 
Jesucristo. Con el tiempo, y sobre todo en época bizantina, proliferó la construcción de Iglesias y Monasterios. Hoy se conservan 18 construcciones, de las que 9 Iglesias y el Monasterio de San Juan Lampadistis, conocidas por sus extraordinarias pinturas murales, están declarados como Patrimonio de la Humanidad por UNESCO, y conforman la mayor concentración de Arquitectura y Arte Bizantino, y Post-Bizantino de la isla y probablemente del Mediterráneo Oriental.


Paisaje de Troodos. Foto: Michael Osmenda
Paisaje de Troodos. Foto: Ziegler 175


La cordillera está cubierta de bosques de tipo mediterráneo, con pinos de Alepo, cipreses y cedros de Chipre. También posee abundancia de pequeños ríos, manantiales, terrenos de viñas y olivos, así como una variada fauna y árboles frutales. Troodos está cubierto de nieve por el invierno lo que hace más difícil aún su tránsito por la intrincada y difícil red de senderos que comunica desde tiempos del primer cristianismo las comunidades que conformaron las iglesias y monasterios, escondidas entre las montañas y alejadas de la amenazadora presencia romana de la costa.

¡¡¡ Camina Juan Marcos... ¡¡¡


Los 12 Apóstoles cambiaron el nombre de Barnabas por el de Bernabé, que significa "el Apostol de la Alegría" debido al particular carácter del personaje. Fue un gran colaborador y amigo personal de San Pablo, quien a los tres años de su conversión, regresó a Jerusalen y fue admitido por los Apóstoles por la intercesión de Bernabé. Ambos son considerados como Padres de la Iglesia y parte de los 70 discípulos mencionados en el Evangelio. Según los "Hechos de los Apóstoles 13:4", recibieron la misión de iniciar un primer viaje misionero, en el año 46 d.C., acompañados por Juan Marcos sobrino de Bernabé, a evangelizar y organizar las comunidades cristianas de Chipre, patria natal de éste. 

Icono de Barnabas (San Bernabé) 

El trayecto desde Salamina, ciudad romana de origen griego fundada por Teucro, hijo de Telamón, tras la Guerra de Troya, en 1202 a.C. y situada a 6 km de la actual Famagusta, donde desembarcaron los Apóstoles en viaje desde Seleucia, y a la postre durante el s.I d.C. ciudad convertida al cristianismo por San Pablo y San Bernabé, no fue nada fácil. 

Ciudad romana desde el 58 a.C. tras la evangelización dejaron un recuerdo en la población que motivó, tras el segundo viaje y una intensa actividad evangélica de conversiones y milagros, el arresto y posterior martirio de San Bernabé en Salamina. Su santuario y tumba se encuentran en un precioso paraje de Famagusta, que se puede visitar hoy con toda tranquilidad por la poca afluencia de turismo.


Barnabas curando a un enfermo. Paolo Verones. Museo de Beaux- Arts de Rouen

Aunque Barnabas era oriundo de Chipre y, por tanto conocedor de la isla, junto con Saulo y Juan Marcos fueron guiados por Heraclidio por los caminos del interior de la isla, cruzando las montañas nevadas y moviéndose por la intrincada red de senderos de Troodos en dirección a Paphos, en el extremo Oeste de la isla. Pero en la zona central de Marathasa, a la orilla del río Setrachos, frente al actual pueblo de Kalopanayiotis fue bautizado por Saulo (San Pablo), convirtiéndose así en el primer Obispo de Chipre.


Lugar del bautismo de Heraclidio en Kalopanayiotis (Foto: Nacho SM)
Icono de San Heraclidio, primer Obispo de Chipre

Muy cerca del lugar del bautismo, pero sin que haya constancia de la fecha, forma, ni del lugar exacto de su emplazamiento, se construyó sobre sus restos una iglesia dedicada a San Heraclidio. Pero se supone que la primera construcción, escalonada sobre un manantial de aguas medicinales de los ricos acuíferos de las montañas, sobre un favorable talud, y consolidada como Katholikon de la región, tuvo lugar entre los s.V/VI d.C. en tiempo bizantino, y en pleno desarrollo de las extraordinarias pinturas murales primitivas de su interior que, interpretadas en siglos posteriores, han llegado hasta nosotros.


Kalopanayiotis (Foto: Nacho SM)

Hay que anotar que la antigua red de senderos que tomaron los Apóstoles, son actualmente y en su mayor parte, la red de carreteras interiores de Troodos. Carreteras muy estrechas, con vertiginosos precipicios, empinadas, reviradas que se hacen eternas incluso en la comodidad del coche. Por tanto hay que imaginarse las dificultades de nuestros evangelistas en aquellos tiempos del s.I d.C. Asimismo también quiero llamar la atención sobre el desastre urbanístico y la anarquía arquitectónica que se aprecia en los pueblos de Troodos, pareciendo imposible que en este caos exista algún monumento declarado Patrimonio de la Humanidad.

Monasterio de San Juan Lampadistis desde Kalopanayiotis. (Foto: Nacho SM)
Muro de contención oeste del Monasterio de San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)

El actual Monasterio de San Juan Lampadistis, bajo la arquitectura que vemos hoy, fue probablemente fundado en tiempos de dominio veneciano, entrado el s.XVI d.C. ya que es en Venecia donde el monje Gerasimus Myrianthefs hace mención por primera vez a la dedicación al santo que hoy le da nombre al Monasterio.

Acceso Norte al Monasterio de San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)
Acceso Norte al Monasterio de San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)
Entrada Norte al Monasterio de San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)

Actualmente es un complejo de varios edificios construidos en distintas fechas y constituye una guía de la Historia del Cristianismo, tanto en la didáctica de sus pinturas murales como en su arquitectura. La primera edificación y más antigua (1), es la Iglesia dedicada a San Heraclidio, primer obispo de Chipre y bautizado en el río por San Pablo y San Bernabé a pocos metros de distancia, que data del s.XI, a tenor de los restos morfológicos y estilísticos de las pinturas murales conservadas. En su interior podemos admirar más de treinta coloristas escenas 
de la Biblia, pintadas al fresco y de gran calidad artística, destacando La Entrada Triunfal de Jesucristo en Jerusalen, La Resurrección de Lázaro, la Crucifixión, el Sacrificio de Isaac, la Ascensión, Cristo Pantocrátor, etc.

Planta del Monasterio de San Juan Lampadistis. (Fuente: Department of Antiquities of Cyprus)

A continuación, y en el centro del conjunto sagrado (2), fue añadida la Iglesia de
 San Juan Lampadistis, datada en el s.XII. Ambas están comunicadas al Oeste por un nártex, cuyos muros exteriores están arriostrados, como protección antisísmica, con poderosos contrafuertes de mampostería, y que está cubierto con entramado de madera, datado en la misma fecha y reconstruido en el s.XV. Finalmente se ha adosado un tercer edificio abovedado en el extremo norte, orientado con nicho semiesférico y media cúpula de horno, empotrado en el muro absidial plano, que muestra su lado del evangelio como hastial, y fachada mas visible del monasterio (3): la Capilla Latina, datado también en el s.XV. El nártex queda, sin embargo, interrumpido para ubicar una sacristía general, que cubre el servicio litúrgico común de ambas confesiones: ortodoxa y católica. 

El conjunto de las tres iglesias tiene una cubierta común, techada con grandes placas de tejas planas, aleros, tejadillos y carpintería de madera, con materiales y colores uniformes. Su sistema constructivo de mampostería caliza es el mismo en todos los elementos arquitectónicos, por lo que son construcciones bien escuadradas, sólidas y perfectamente integradas entre sí. 

Todos los paramentos pétreos están divididos y sectorizados horizontalmente por refuerzos y atados de madera: zunchos, vigas collar, cargaderos de ventanas y huecos, que disminuyen la esbeltez y aumentan la capacidad sismorresistente, dando mayor flexibilidad a los muros ante las acciones horizontales. La solución constructiva se denomina "Imandosis Bizantina", y demuestra que sabían utilizar los elementos lineales de madera, de protección anti sísmica, para atar las paredes perimetrales de los edificios, los muros de mampostería en su espesor, los forjados de suelos y techos, así como en los arranques de cubiertas. Además, su forma y trazado le confiere a la vez un interesante lenguaje plástico a las fachadas, por las líneas horizontales que aportan a la composición. 

Pavimentos exteriores, muros de contención, escaleras de acceso y pórtico, tienen el mismo tratamiento de piedra, conformando un conjunto homogéneo desde el punto de vista constructivo y estético, enriquecido por los elementos de jardinería delanteros, la presencia de la alameda de la zona alta, al Este, y por los claroscuros de las sombras que produce la luz Sur sobre el pórtico y la fachada de la Iglesia.

Entrada Norte a San Juan Lampadistis. Vista desde el patio. (Foto: Nacho SM)

En torno al patio central se desarrollan los edificios monásticos con las funciones de servicio: cocinas, prensas de aceitunas y de vino, pequeño museo, casa de huéspedes
 y celdas para los diez monjes residentes en el Monasterio.

Monasterio de San Juan Lampadistis. Patio central (Foto: Nacho SM)
Monasterio de San Juan Lampadistis. Patio central (Foto: Nacho SM)

Diferentes elementos arquitectónicos de San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)
Patio y entrada Sur de San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)
Patio y entrada Sur de San Juan Lampadistis. (Foto: Zavar Vera)

La entrada Sur tiene asimismo una gran importancia en su configuración arquitectónica, con buena solución de su fachada lateral en hastial y manteniendo las constantes constructivas generales así como la uniformidad de materiales, con gran coherencia estilística y perfecta conservación. Está resuelta en niveles ascendentes hacia los jardines y huertos posteriores privados del monasterio en la orientación Este.

Entrada Sur al Monasterio de San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)
Entrada Sur al Monasterio de San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)

Llama la atención la austeridad y contundencia de la volumetria general de las fábricas, la limpieza de sus líneas, su homogeneidad y minimalismo en los materiales utilizados: piedra y madera, la perfecta solución arquitectónica en las intersecciones de los ángulos y esquinas, nos remiten a planteamientos modernos, que vemos en la Arquitectura de Tendencia en los años 70s y 80s, y que hoy siguen vigentes en ciertas áreas de influencia. Si nos imaginamos esta arquitectura, haciendo una abstracción geométrica de su forma, y con otros acabados, por ejemplo con un revestimiento de mortero y colores claros, veríamos una arquitectura que nos resultaría sorprendentemente familiar por su actualidad. Cuando entré en el patio, fue la primera observación que hice a mis acompañantes. La arquitectura del Monasterio me atrapó poderosamente, y este reportaje es la consecuencia.

Pero la gran sorpresa es la contradicción entre esta arquitectura exterior introvertida, silenciosa, carente de otra ornamentación distinta de la de su propio discurso constructivo bizantino, con la explosión de los espacios interiores, arcos, cúpulas, absidiolos y ábsides con bellísimos iconostasios. También de las fantásticas pinturas que ocupan la totalidad de los paramentos, llenos de viñetas narrativas de extraordinario colorido con los principales episodios bíblicos. Un universo del mejor arte parietal de filiación bizantina, con restauraciones y recreaciones sucesivas, en tiempos coincidentes con el románico europeo s.XI-XII-XIII, y las nuevas aportaciones más las capas superpuestas, hasta el s. XVII.

Fachada del Katholikon de San Heraclidio, San Juan Lampadistis. (Foto: Nacho SM)
Pórtico del Katholikon de San Heraclidio y monje vigilante. (Foto: Nacho SM)

El Monasterio sufrió abandono en el s.XVIII hasta mediados del s.XIX en que fue recuperando su actividad progresivamente, gracias al trabajo de los escolares y el voluntario, centrado en la recuperación y restauración de las partes arruinadas del conjunto por parte de los habitantes de los pueblos vecinos, que siempre sintieron el katholikon como parte de su legado y memoria colectiva histórica. Fue abandonado nuevamente a partir de 1925, y durante la II Guerra Mundial, para ser reabierto tras su finalización.

Hoy, el celoso monje ortodoxo vigilante, que está apostado en el interior de la iglesia, impide con absoluto rigor y determinación que los turistas hagamos fotos de las pinturas en el interior ni con la cámara ni con el móvil, por lo que resulta difícil encontrar información documental o gráfica aparte del folleto de entrada o de Internet (aunque uno siempre tiene sus recursos). Además su porte serio, parco en palabras, grandes y peludas cejas, barba y bigote canosos de estilo hipster rural, enrevesados rizos en la nuca, hombre fuerte, corpulento, alto, de ceño fruncido, gesto de pocos amigos y con sotana negra hasta los tobillos, impone una indiscutible autoridad que no conviene cuestionar.

Pórtico del Katholikon de San Heraclidio. (Foto: Nacho SM)
Elementos arquitectónicos del Pórtico del Katholikon de San Heraclidio. (Foto: Nacho SM)

Una vez en el interior comprobamos el cambio en la arquitectura. Entramos desde el pórtico exterior directamente a la primitiva iglesia de San Heraclidio. De planta cuadrada en cruz, con medidas aproximadas de 8,00mt de lado, y orientación canónica oeste-este tiene cubierta a dos aguas, pero muestra en su interior una cúpula semiesférica sustentada por cuatro pilares, cuyos muros formeros soportan el tambor del que nacen las pechinas de esquina de las que arranca la cúpula central. Por tanto, la organización espacial interior no tiene reflejo en su imagen exterior, como edificio cuadrangular con cubierta a dos aguas.

Dispone de ábside central con iconostasio, una mampara de división entre el espacio sagrado del altar y el espacio de los fieles, cuyo origen se remonta al s.XIII, y dos absidiolos de remate de las naves laterales, cuyos muros perimetrales recogen el programa pictórico bíblico descrito, con fragmentos que datan del s.XII, frescos añadidos en el s.XIII, y finalmente con capas de yeso superpuestas en el s.XV. Un análisis detallado de los frescos permitiría distinguir la evolución de los estilos y las técnicas de pintura.

Panel didáctico de Planta de conjunto. (Foto: Fudo Cvijece-Google Earth)

Interior del Katholikon de San Heraclidio.
Iconostasio de San Heraclidio s. XIV/XV (Fuente:Department of Antiquities of Cyprus)
Theotokos Vlachernitissa, pintura mural s.XV, en la concha del ábside 

Los muros laterales, y en concreto el Oeste que comunica con el Nártex, está decorado con las pinturas más antiguas, ejecutadas con un severo perfilado perimetral, siluetas y principales formas interiores en linea negra continua, con relleno interior de colores planos, muestran escenas de la Crucifixión y del Arcángel Miguel en el panel principal, mientras que en la jamba opuesta, al otro lado del arco de paso, vemos la imagen de San Simeón, el célebre santo estilita sirio. 

Los techos perimetrales, que rodean la cúpula central, están cubiertos con solución de bóveda de cañón. Su unión con los intradoses de arcos y la cúpula central conforman un techo de sorprendente dinamismo arquitectónico, acentuado por el programa pictórico de acusado y bien conservado cromatismo, bajo la tenue y misteriosa iluminación interior. 
Las tres iglesias, construidas en diferentes estilos arquitectónicos, pictóricos y épocas, forman un conjunto integrado bajo la misma cubierta. Las pinturas de su fase final fueron disminuyendo su tamaño para aumentar la densidad narrativa, perdiendo por tanto la naturalidad y monumentalidad de su período inicial, de la más antigua de San Heraclidio.

Muro Oeste de San Heraclidio. Crucifixión y Arcángel Miguel. s. XIII
(Fuente: Department of Antiquities of Cyprus)

La segunda iglesia del complejo, construida en el s.XII, es San Juan Lampadistis. El poder sobrenatural atribuido a sus reliquias, atrajo a numerosos peregrinos obligando a ampliar los espacios interiores de la iglesia. Fue restaurada en el s.XVIII y contiene el cráneo del santo, conservado en una urna de plata, alojada en un nicho sobre la tumba. El iconostasio, como elemento mueble ejecutado en madera, data del s.XVI.


San Juan Lampadistis

Iconostasio de San Juan Lampadistis s. XVII/XVIII
(Fuente:Department of Antiquities of Cyprus)

Ambas iglesias están comunicadas desde el espacio central de la cúpula y a través del nártex al Oeste, desarrollando un amplio programa iconográfico en paramentos y bóvedas sobre el Juicio Final, la Curación de los Ciegos, etc, de clara influencia estilística bizantina.

Interior Iglesia de San Juan Lampadistis. (Foto: Yvon Fruneau-UNESCO)
Interior Iglesia de San Juan Lampadistis. (Foto: Bo Lovschall)

Capilla Akathistos Imnos, s.XV . Iglesia San Juan Lampadistis (Fuente: Cyprus Inform)

En la tercera iglesia, denominada "La Capilla Latina", construida a finales del s.XV, las pinturas pertenecen a la Escuela Italo - Bizantina y el tema iconográfico principal es el "Akathistos Imnos", el gran himno de la liturgia oriental griega dedicado al misterio de la Maternidad de la Virgen María. Mientras que en la cara interior del muro hastial Norte, se desarrolla un impresionante mural sobre el "Árbol Genealógico de Jessé". Se trata de la ascendencia de Cristo, desde Jessé, padre del rey David, recogida del Antiguo Testamento en la Profecía de Isaías. Jessé aparece casi siempre recostado en el centro de la parte baja de la composición y representado como anciano. El tronco del árbol suele salir de su costado, del estómago, aunque también puede salir del corazón, boca o cabeza.

Árbol de Jessé. Capilla Latina.Iglesia de San Juan Lampadistis.

El conjunto Monástico de San Juan Lampadistis fue utilizado para el servicio litúrgico según el ritual católico, aunque a partir de la adopción en el s.XV por la Catedral de Florencia, pasó al rito compartido, en asociación con la Iglesia Ortodoxa, estando bajo el control de la Iglesia Rusa Metropolitana. Estatus que se mantiene hoy día.

Cuarenta azotes menos uno al final del viaje


Basílica de Agia Kyriaki Chrysopolitissa. Paphos, Chipre (Foto: Nacho SM)

En la localidad costera de Paphos, la Nea Paphos Augusta romana, residencia del Procónsul Sergio Paulo, en el final del periplo evangélico por la isla, tuvo lugar la entrevista, la flagelación de cuarenta azotes menos uno de Saulo de Tarso (así viene expresado en II Corintios 11:24). La ley obligaba a cuarenta azotes, pero dar uno menos significaba tener compasión del ajusticiado, según Deuteronomio 25:3. La expresión "cuarenta menos uno" era la usada en el lenguaje legal de aquellos tiempos.


San Pablo fue atado a una columna de mármol blanco, que se visita hoy en el interesante recinto arqueológico de la Basílica de Agia Kyriaki, en Paphos. La columna, una pieza cilíndrica de 0,40mt de diámetro, y 1,00mt de altura, sin base ni ornamentación, provista originalmente de argollas para atar al reo, está considerada como sagrada por la Iglesia, y fue objeto de veneración por los peregrinos cristianos desde su tiempo hasta hoy, por lo que  muestra una evidente erosión y desgaste en su parte superior. 
En la visita del recinto arqueológico de Agia Kyriaki, el obligado recorrido por las pasarelas construidas recientemente, evitan que la gente pueda tocar el Pilar de San Pablo.
Tras la Flagelación del Apóstol, de la que no se tiene noticia de su causa o justificación, tuvo lugar el episodio de la conversión al Cristianismo del Gobernador romano.

Los hechos (Hechos de los Apóstoles 13:8) sucedieron en torno a la figura del mago judío Elimas, también llamado Bar-Jesús, que trató de apartar de la fe cristiana al procónsul, cuando éste deseaba escuchar a San Pablo y a San Bernabé. Indignado Pablo, entró en confrontación verbal, y le sentenció, aplicándole entre otros calificativos, con el de "hijo del diablo", dejándolo ciego tras la correspondiente advertencia previa y amenaza. 
Testigo de este acto milagroso, el romano pidió ser bautizado, alabando al Señor.


La Conversión del Procónsul. Raphael 1515. Victoria and Albert Museum, Londres 

Basílica de Agia Kyriaki Chrysopolitissa. Paphos, Chipre (Foto: Nacho SM)
Columna de la Flagelación de San Pablo. Paphos, Chipre (Foto: Nacho SM)

Y así finalizó la primera travesía por Chipre de San Pablo, San Bernabé y Juan Marcos.

...y dijo Yahveh: "será circuncidado todo varón de entre vosotros"

A mediodía el calor era abrasador... 
A la sombra en aquel pinar, y para evitar las peores horas de sol, Barnabas y Juan Marcos pudieron descansar junto a los caballos, lavarse los pies, comer algo y beber agua fresca del manantial que brotaba entre unas rocas próximas al claro.

Tras pasar tres semanas conviviendo con la importante comunidad judía de Salamina, habían abandonado la ciudad hacía dos días al amanecer, y se adentraban por el interior de la isla desplazándose por caminos secundarios, a veces intransitables a caballo, para evitar el encuentro con las patrullas romanas de inspección o reconocimiento.

Era la segunda vez que viajaban a Chipre, por lo que ya conocían bien el camino. Además Barnabas era natural de la isla, pero en esta ocasión, y debido a una discusión con Juan Marcos al final del anterior viaje por la isla, no les acompañaba Pablo de Tarso.  

Su misión principal era transmitir las decisiones tomadas por la Iglesia en el Concilio de Jerusalen, celebrado hacía pocos meses. Ya habían pasado 20 años desde los hechos que derivaron en la Crucifixión y muerte de Jesucristo y parecía que había sido ayer...

Los seguidores de Jesucristo eran judíos de nacimiento, y consideraban el Cristianismo como parte del Judaísmo por lo que, ante los rumores existentes sobre la obligación de circuncidarse en el acto de conversión a la fe cristiana, había que tranquilizar a los gentiles y a los no judíos conversos, sobre el acuerdo del Concilio de Jerusalen de la exención para ellos de cumplir la "Brit Milá", o circuncisión ritual obligatoria para todos los judíos varones, tal como prescribía la Ley del Pacto de Abraham, y ratificada en el posterior Pacto de Moisés, en el Monte Sinaí.

Ante la curiosidad del joven Juan Marcos, Barnabas le explicó el origen del rito de la circuncisión. Le explicó que, en el inicio del Judaísmo por el que Israel se convirtió en el Pueblo elegido, Yahveh había suscrito un Pacto con Abraham que fijaba una serie de condiciones: Abraham fue circuncidado junto a sus parientes y esclavos, por orden divina. En virtud del Pacto, él y toda su descendencia masculina estaba obligada a circuncidarse a los ocho días de haber nacido. La carne del prepucio sería la señal física del Pacto entre Dios y los hombres, obligando a todos los judíos, y el varón incircunciso, el que no hubiera circuncidado su prepucio, sería apartado de su pueblo por no haber cumplido el pacto divino, y por tanto no alcanzaría la Salvación.

Esta práctica ya se realizaba en las vecinas tierras del Nilo, por lo que no eran ajenas a Moisés, siendo renovado el Pacto de Abraham en el Monte Sinaí, cuando éste condujo al Pueblo de Israel por el desierto. Todo judío estaba obligado a cumplir el "Brit Milá", así llamaban el rito, incluyendo a los Apóstoles y al propio Jesucristo, que fue circuncidado al octavo día de su nacimiento. Por el contrario, la cultura helenista y romana consideraban esta práctica como una abominable amputación física, impropia de un mundo civilizado.

Y Barnabas le explicó al joven Juan Marcos que al ser Jesucristo y los Doce Apóstoles judíos, la mayoría de los seguidores consideraban que la circuncisión, junto con el bautismo, eran las condiciones necesarias en la conversión, para alcanzar la Salvación y tener el beneplácito del Espíritu Santo. En consecuencia los gentiles conversos de origen griego o romano, no circuncidados, estaban obligados a hacerlo con los riesgos que suponía esa cirugía y sus cuidados postoperatorios en una edad avanzada adulta. 
De hecho se tenía conocimiento de varios casos de recientes fallecidos tras la operación, por hemorragias repentinas causadas por erecciones espontáneas, o bien por infecciones. 

Este arriesgado requisito, tan difícil de cumplir y abominable para la cultura helenista, frenó sustancialmente el ritmo de las conversiones entre los gentiles griegos, los romanos, y los procedentes de otras culturas, es decir los no judíos. Los más ortodoxos y fariseos entendían que el Cristianismo había nacido en el seno del Judaísmo, por lo que el Pacto de Abraham obligaba igualmente a los conversos que aspiraban a formar parte del Pueblo de Dios, y alcanzar por tanto la Salvación.

Ante el problema generado, y dadas las interpretaciones contradictorias sobre el alcance del Pacto de Abraham, el Apostol Santiago el Menor, entonces Obispo de Jerusalen, convocó a Concilio o Conferencia a los Apóstoles y Padres de la Iglesia, a fin de debatir la grave cuestión y adoptar, en consecuencia, un acuerdo oficial que se debía de trasladar, a la mayor brevedad, a todos los territorios donde estaba creciendo el Cristianismo. 

La cuestión era clara: ¿Estaban obligados a circuncidarse los gentiles varones no judíos, que se estaban convirtiendo al cristianismo, como seguidores de Jesucristo?

Tras largos debates se aprobó el llamado "Decreto Apostólico", por el que se decretaba permitir a los gentiles la conversión al cristianismo sin necesidad de cumplir con el doloroso rito de la circuncisión del Pacto de Abraham. De esta forma el cristianismo comenzaba a separarse del Judaísmo, problema que fue advertido por los más ortodoxos discrepantes.

Y Barnabas le explicó a Juan Marcos, que la finalidad de este segundo viaje por Chipre, que ellos iniciaban ahora, era informar a los gentiles griegos, romanos y no judíos, del acuerdo del Concilio de Jerusalen, y decirles que podían estar tranquilos, que nadie les exigiría la circuncisión para convertirse al Cristianismo, bautizarse, formar parte del Pueblo de Dios, y alcanzar la Salvación tras una vida de rectitud inspirada por la Iglesia de Jerusalen y del Espíritu Santo. También le explicó que los Doce Apóstoles, Pablo de Tarso y él mismo, defendían la exención de la circuncisión para los gentiles, especialmente Pablo, al que llamaban el "Apóstol de los Gentiles". En ningún momento el Cristianismo había prescrito la obligación de la circuncisión como parte de la Ley de Abraham y de Moisés, ni Jesucristo lo había impuesto como necesario, ni siquiera mencionado.

Meditando sobre la cuestión se quedaron dormidos. Cuando despertaron, a la hora décima, el sol declinaba, y ya no hacía tanto calor. Era el momento de partir y seguir viaje...
A lo lejos se veían las primeras estribaciones de la cordillera de Troodos...


 El autor en Salamina, Chipre. Septiembre 2016