viernes, 4 de julio de 2014

Completo en Península Valdés


Este reportaje es un humilde homenaje y agradecimiento a todos los que han dedicado sus vidas al estudio de las ballenas, su identificación, seguimiento, rutinas, cantos y movimientos por los océanos del mundo.
-A los compañeros de Greenpeace, que recorren los mares impidiendo su matanza indiscriminada, con riesgo de sus propias vidas. 
-A los habitantes de Península Valdésy Puerto Madryn en la provincia de Chubut, que cuidan este privilegiado ecosistema, en el que se pueden admirar los más bellos espectáculos de la vida animal austral.
-A los patronos de las barcas de Puerto Pirámides, que conducen cada año a miles de turistas al avistaje de ballenas, contagiándonos con su entusiasmo y amor por ellas.
-Al pueblo de Argentina por su generosidad altruista, simpatía y amor inteligente por la Naturaleza.

Dada la calidad de los audiovisuales que se adjuntan en este reportaje recomiendo verlo en ordenador y pantalla grande. Para verlo en dispositivos móviles: teléfonos y tablets es preciso tener instalada la última versión de Adobe Flash Player.
Todas las fotos son mías, salvo las que tienen mención expresa de su autoría o fuente. 
Gracias 

Pingüino de Magallanes. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

  Temporada de verano en la Caleta Valdés...

- Hola...¡¡¡ No es la primera vez que hablo con humanos piernas largas...Podéis llamarme Pepe, por las iniciales de Pingüino Patagónico. En realidad vosotros me llamáis Pájaro Bobo. Soy un Pingüino de Magallanes, y pertenezco a la familia Spheniscus, en la que estamos el pingüino africano de El Cabo, el de Humboldt y el de Galápagos que andan por las costas meridionales de Africa y del Pacífico, por Chile, Perú...

- Los más altos medimos unos 60 centímetros de altura, pesamos unos 4 ó 5 kilos, y podemos nadar a unos 20 km/h,  hasta 10 kilómetros diarios. Cuando vienen las orcas, o las focas leopardo, podemos alcanzar hasta los 45 km/h. Pero volar no podemos...


- Tenemos la cabeza negra con una franja blanca que parte del ojo, rodea la cabeza y se junta debajo de la barba. La espalda de pluma negra, y la barriga con blanca, que nos aislan del frío. Por tener la vista adaptada al mar, todos tenemos hipermetropía, es decir que en tierra vemos muy mal de cerca, por eso somos un poco torpes caminando.


-  Nosotros, los de Magallanes, nos movemos por el Atlántico Sur, las Islas Malvinas, y la Patagonia argentina. A veces bajamos hasta la Antártida, o subimos hasta Uruguay y Brasil, depende del frío. Y venimos todos juntos a estas costas a desovar, tener bebés y educarlos, y cuando somos más jóvenes, a buscar pareja.


- Aquí, en las pingüineras, como las llamáis vosotros, hay mucho ambiente.  Las mejores son las de Punta Tombo más al sur, y éstas de Península Valdés. En nuestra Caleta Valdés, estamos algo más tranquilos, pero un poco más al norte de estas playas, en la Estancia de San Lorenzo, tenemos un cuarto de millón de parientes. 


Pingüinos de Magallanes. Península Valdés (Foto: Nacho SM)
  
- Aquí estoy con parte de mi familia. Venimos todos los años a la misma madriguera para desovar. Los machos venimos a primeros de septiembre, a principios del verano austral, para coger sitio, porque siempre se llena. A los pocos días llegan las hembras y los jóvenes, que se encuentran con todo preparado.

- Me encanta tomar el sol... podemos estar horas de pié sin movernos, y también dormir mirando al sol. Aunque lo que más nos gusta es tumbarnos boca abajo, pues la tierra está más fresca. Aquí en la Caleta hace mucho calor y no estamos acostumbrados.



Pingüinos de Magallanes. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

- La Caleta Valdés es un sitio fantástico. Es una laguna protegida por una franja de roca, con aguas muy tranquilas y sin olas, donde podemos alimentarnos de pequeñas sardinas, anchoas, calamares, pejerrey... y como cubre poco, salvo cuando sube la marea, estamos a resguardo de nuestro peor enemigo, las orcas. Además de la buena comida, el agua de este mar está muy rica, limpia, templadita, y con un sabor salado muy especial... 

- Cada familia tiene su parcela y sus cuevas, donde tenemos a las crías y guardamos el pescado, y delante de casa preparamos zonas planas de terrazas, para tumbarnos al sol. Y así pasamos el verano hasta Marzo. Luego nos vamos todos, otra vez hacia el sur, hasta el año siguiente.



Pingüinos de Magallanes. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

- Tenemos muchas visitas de los piernas largas, y nos llevamos muy bien con ellos, porque les hacemos gracia y nos respetan. Tienen prohibido hablar en voz alta y darnos comida, además no nos gusta lo que comen los humanos, así que están un rato, nos sacan fotos y se van. 

- Una vez me contó un piernas largas, que el primero que habló de nosotros fue un tal Antonio Pigafetta en 1520, un italiano de la expedición de Fernando de Magallanes, que dió la vuelta al mundo. Por eso nos llamó así...Luego vino otro, un inglés que se llamaba James Cook. Iba camino de la Antártida y también habló mucho de nosotros.



Estancia San Lorenzo - Península Valdés - Fuente Argentina Visión
                                                              
- La Estancia de San Lorenzo es una playa muy larga, de varios kilómetros, y allí está todo el mundo. A los de mi clan no nos gusta el ambiente multitudinario de allí porque es vulgar y ruidoso, hay mucho cotilleo, hablan todos a la vez y a voces, aunque es ideal para buscar pareja. Además es peligroso porque al tener mar abierto, las orcas y las focas leopardo están al acecho, muy cerca de la orilla, y todos los días hay disgustos por algún despistado, que quiere presumir y cortejar a su chica entrando en el agua para regalarle algunas anchoas. Siempre hay peleas y disputas entre los machos por conseguir los favores de las hembras. Esta juventud no tiene arreglo...

- Bueno...ya me cansé de hablar, voy al agua a darme un chapuzón y buscar la cena. Hoy les traeré calamares...Podéis ir un poco más al sur. Allí están las elefanterías, es decir, las playas de los elefantes marinos... Adiós....!!!


Estancia San Lorenzo - Península Valdés - Fuente Argentina Visión
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             Al sur, en la misma costa...


Panorámica de la Península Valdés (Fotos y montaje: Nacho SM)

Al norte la Caleta Valdés y más allá la Estancia de San Lorenzo, territorios del Pingüino de Magallanes. Aquí delante el roquedal de Punta Bajos. Detrás de nosotros Punta Cantor, Punta Hércules y Punta Delgada. Los territorios del Elefante Marino
Y en el mar las temibles orcas...
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Elefantes Marinos. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

- No creo que encontréis sitio hasta Punta Delgada, y a mi sector de playa ni os acerquéis. El de la izquierda soy yo, un Mirounga Leonina, un Elefante Marino del Sur. El mayor pinnípedo que existe en el planeta. Soy carnívoro y estoy adaptado a la vida en el mar. Mido 5 metros de largo y peso unas 4 toneladas.  Estoy todo el año viajando por el océano, y comiendo para tener reservas. Puedo nadar más de 2 horas seguidas a 1.500 mt de profundidad, sin subir a la superficie. Regulo mi corazón y pulmones para ello.

- En los mares no tengo problemas con nadie por mi tamaño y fuerza, pero tengo que vigilar y proteger a las crías y las hembras, de las orcas y de los tiburones blancos, que merodean por estas aguas, y nos tienen ganas, porque nosotros también cazamos a sus crías. Sé que siempre ha sido así por nuestra conciencia de grupo.


- Algunos años voy desde la Antártida hasta Groenlandia, y doy la vuelta. Luego vengo a la Península Valdés, o las Islas Malvinas o las Georgias del Sur, a pasar el verano austral. Aquí reúno a mis hembras de otros años, que vienen conmigo a estas playas, a cambiar de piel y a parir a las crías, pues solo pueden hacerlo en tierra. Y también amplío mi harén con las nuevas, a las que seduzco con mi bramido y trompa. 


- Los piernas largas me llaman Jackson. Hace 3 años me pusieron un microchip en el cuello y me siguen por satélite. Quieren saber adonde voy... Soy el macho que cuida de mi harén, y no permito que ningún otro se acerque. Mis hembras, mucho más pequeñas de tamaño que yo, son las que están a mi derecha, con los jóvenes y los bebés. Estos nacen con un pelaje negro que les cambia cuando termina el destete. No les quito el ojo de encima, y ya veo por la sangre en la arena, que una de ellas acaba de parir.



Elefantes Marinos. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

- Este es mi tranquila playa de verano, lejos del ruido de los pingüinos. Es la segunda vez que vengo a Punta Cantor. La restinga de rocas nos proporciona comida, los pulpos de aquí están muy sabrosos, y tenemos la posibilidad de remojo cuando sube la marea. También mantiene alejadas a las orcas para seguridad de nuestras crías. Están buscan enseguida el agua y suelen ser por naturaleza imprudentes...Ya hemos tenido más de un susto...

- Mi harén se mueve en una franja de playa de grijo, o en los charcos de la restinga, mientras yo vigilo. Más arriba, en el talud del acantilado se ponen los humanos piernas largas cuando nos visitan. No nos molestan, pues están en silencio, y se dedican solo a sacarnos fotos. Como casi siempre estamos tirados en la arena, se aburren enseguida y se van a otro sitio.



Elefantes Marinos. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

- Todas las playas hasta Punta Delgada están ocupadas y sectorizadas por nosotros. Península Valdés es nuestro único hábitat continental y venimos cerca de 50.000 individuos, entre machos y hembras. Yo soy bastante normal, ocupo unos 50 metros de frente de playa, y tengo un modesto harén con 19 hembras, pero los machos de mayor éxito pueden tener harenes de más de 50 hembras. En la Bahía de Saint Andrews, he visto hace 3 años un macho con casi 100 hembras, pero era mayor que yo en fuerza y tamaño.

- Ya no queda ningún espacio libre, y apenas ha comenzado el verano austral. Así que si llega algún mirounga solitario y despistado buscando pareja tiene que darse la vuelta, o enfrentarse en pelea al macho dominante, que se haya adueñado de ese sector de playa. 

Elefantes Marinos. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

- Y aquí me tenéis... como siempre vigilando a mi familia, que está repartida disfrutando del día. En esta zona no tengo demasiada competencia. Y eso que el año pasado tuve una dura pelea con uno que se encaprichó con una de mis hembras en celo. Acabé malherido en el cuello y sin un trozo de trompa. Me costó mucho esfuerzo, pero al final le vencí. Ya he matado a varios en las islas Georgias y las Malvinas ...

- Los vecinos conocen mi bramido y me respetan. Tengo fama y prestigio, pues hasta ahora he ganado todas las peleas, pero aunque esté en plena madurez ya tengo 17 años de vida, y voy para viejo... Así que busco lugares tranquilos. Soy consciente de que en cualquier momento llegará un mirounga más joven y fuerte que yo, y caeré vencido. Pero estoy preparado para ese día. Siempre ganan los más fuertes. Es ley de vida...

Elefantes Marinos. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

-  De momento, mi harén sigue creciendo. Hoy tengo motivos de alegría pues acabo de tener otro pequeño mirounga macho, que en el futuro asumirá mis responsabilidades y liderazgo en esta playa.  De momento lo celebraré como me gusta, tumbándome sobre la la gravilla de la playa y echándome piedras en el lomo para aliviar este calor. Los piernas largas dicen que hay días de 45 grados de calor. No sé lo que significa eso, pero debe de ser bastante...

- Tengo que pensar a cual de mis hembras, que están en celo, le dirigiré mi romántico bramido, mostrándole mi maltrecha trompa herida por defenderlas de los intrusos...

Elefantes Marinos. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

-Ummm... qué bien se está aquí. Creo que volveré el año próximo. Al atardecer, cuando se hayan ido las orcas, iré a darme un baño. Y me prepararé para la cita de esta noche...

- Atrás quedaron los terribles años de peleas constantes en la Bahía de Saint Andrews, en las Islas Georgias del Sur... ¿ Queréis verlo...?

                                    
              Video : Las Peleas de los Elefantes Marinos ( Fuente : Explora English)

          Avistaje de ballenas en Península Valdés

                                    
Ballena Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

-  Hoooolaaaaa....¡¡¡ 

- No os asustéis. Me llaman Mochita, y soy una Ballena Franca Austral - Eubalaena Australis dicen vuestros científicos. Soy muy famosa aquí en la Península Valdés. Vengo todos los veranos con mi familia, y otras familias amigas. Estas aguas son cálidas, limpias y poco profundas, ideales para el cortejo, el apareamiento con los machos, y también para el parto. Mido 16 metros de largo y peso casi 50 toneladas, más o menos como todas las hembras amigas.

- Apagad el motor de vuestra barca para no asustar a mis compañeras y a los ballenatos. Esperad un ratito aquí... Traeré también a mi novio. Voy a buscarlos y vuelvo enseguida con ellos... 
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La Península Valdés está declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999 por UNESCO, y está separada del continente por el Istmo Ameghino. A ambos lados y por hundimientos tectónicos, se han creado el Golfo San José y el Golfo Nuevo, espacios elegidos por la Ballena Franca Austral

Puerto Madryn, capital del Departamento de Biedma, Provincia de Chubut, es la ciudad más importante, que vive por y para las ballenas. La ciudad organiza innumerables eventos y excursiones, durante el verano austral, para disfrutar de uno de los mejores avistajes de ballenas de todo el planeta. También se ven delfines, toninas overas, pingüinos, elefantes marinos, lobos marinos, orcas, etc...
En tierra también se ven guanacos, zorros, armadillos, choiques patagónicos, yaguaretes y cóndores... de vez en cuando también se ve algún puma patagónico


La excursión para observar los grandes cetáceos dura algo más de 2 horas, y comienza en Puerto Pirámides, una pequeña localidad en el Golfo Nuevo a la que se llega por carretera desde Puerto Madryn, y que ha nacido en torno al avistaje. Desde allí parten las barcas con los turistas. Cuando se ven las primeras ballenas hay que apagar los motores, y mantenerse a la deriva y en silencio... y poco a poco se van acercando...Es una sensación emocionante...

Avistaje de Ballenas Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Avistaje de Ballenas Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Unas 3.000 ballenas visitan este bellísimo santuario durante el verano austral. Casi todas están identificadas, tanto por su morfología como por su canto, y son seguidas vía satélite durante todo el año. La Ballena Franca Austral es el tercer cetáceo mayor del planeta. Algunos ejemplares pueden llegar a las 100 toneladas de peso, y 25 metros de largo. 

El mayor de todos es la Ballena Azul, de la familia de los grandes rorcuales, con casi 150 toneladas y unos 30 metros de largo. El segundo mayor es el Rorcual Común con 25 metros y 70 toneladas ( medidas medias). Actualmente existen entre 12.000 y 17.000 ejemplares de la Ballena Franca Austral moviéndose por los mares antárticos. Son animales longevos y pueden vivir hasta los 100 años de edad. 
En aguas jurisdiccionales de Argentina están protegidas, son intocables, y tienen la consideración de Monumento Natural desde 1984.
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- Ahí viene Mochita...¡¡¡ 
Se acerca muy despacio y sumergida, con la cría detrás, siempre en actitud de protección. Es asidua en la Caleta, conocida por su canto, y tiene instalado un chip que permite seguir sus movimientos en el océano, por satélite. 
En la barca no se mueve nadie, estamos todos expectantes y en absoluto silencio...

Ballena Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

La cría, siempre detrás de mamá y encima de ella, asoma la cabeza del agua para mirarnos, todavía no está acostumbrada a tantas visitas, y lógicamente desconfía..
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Ballena Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Ballena Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Mochita no deja de mirarnos incluso debajo del agua, y con lentitud calculada pasa por debajo de la barca a muy poca distancia...Es impresionante... Esta distancia mínima define la confianza que le inspiramos, pues aunque esté acostumbrada a los turistas, ella sabe que los humanos somos todos diferentes, y ante todo tiene que garantizarle a su cría que somos acreedores de esa confianza que ella nos concede. 

Si nota que respetamos el silencio, y que no nos movemos con brusquedad, estará un buen rato paseando con nosotros, por debajo y al lado de la barca, y finalmente se despedirá dedicándonos alguna cabriola. Ellas deciden el tiempo que están con nosotros.

Ballena Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Tras la primera inmersión, Mochita asoma la cabeza. La cría siempre en la posición más alejada de la barca hasta que la madre le autoriza a acercarse. Pero parece que hemos superado la prueba, y ahora comenzará a jugar con nosotros...qué maravilla...

Mochita repetirá esta operación varias veces, pasando siempre lentamente por debajo de la barca, y acercándose cada vez más. Nosotros también vamos perdiendo el temor inicial y ya empezamos a hablar y a movernos. Está prohibido tocarlas y, por supuesto, a nadie se le ocurre tirarle comida, chuches o golosinas. La gente que va a los avistajes de ballenas suele ir perfectamente informada, es muy respetuosa con el mundo animal y obedece al pié de la letra las recomendaciones del patrón-guía de las barcas.

Quien nunca se haya preocupado demasiado por los asuntos ecológicos a lo largo de su vida, saldrá de Península Valdés convertido en ecologista vocacional, defensor de la naturaleza y del mundo animal.
Tras la inolvidable experiencia del avistaje, salimos de allí transformados. Todos.

Ballena Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Ballena Franco Austral. Península Valdés (Fotos: Nacho SM)

-¿Qué tal amigos? No os asustéis por mis callosidades. Son zonas de piel de más grosor con consistencia córnea, repartidas por la cabeza. Vuestros científicos dicen que son como nuestro carnet de identidad, pues son diferentes en cada una de nosotras. Allí colonizan algunos crustáceos, pero qué le vamos a hacer... 

- En la boca no tenemos dientes, sino barbas que miden hasta 2,50 metros. Las llamáis "baleen" de ahí el nombre de ballena que nos habéis dado. Nos sirven como filtro para retener nuestra comida preferida: el Krill, que son unos crustáceos parecidos a los camarones, y son la base de nuestra alimentación. Comemos casi 2 toneladas al día. Tenemos aletas pectorales, anchas y cortas, pero no dorsales, y nuestro cuerpo es de color negro, con manchas blancas en el vientre. 

- En el océano nos comunicamos a grandes distancias, con nuestro canto. Tenemos el sentido del oído muy desarrollado, y en el agua el sonido viaja cinco veces más rápido que en el aire. Es un silbido de alta frecuencia, y cada una de nosotras tiene su propio registro. En alta mar nos comunicamos con canciones de 3 ó 4 minutos, que repetimos durante 20 minutos para que llegue a los confines del océano. Vuestros científicos dicen que nuestro canto es el más complejo del reino animal.

- Nuestra gestación dura 12 meses, y solo tenemos una cría de cada vez, y cada 3 años. Miden al nacer unos 5 metros de largo y pesan entre 2 y 3 toneladas. Y este ciclo lo cumplimos muchas de nosotras aquí, en Península Valdés.

- Y les dejo porque tengo compañía. Ha sido un placer conocerles...Adiós...¡¡¡ 

Avistaje de ballenas en Península Valdés. Foto : Romina Pichiñan
                                                           
 Avistaje de ballenas en Península Valdés. Foto : Angel Vélez- Tripin Travel
                                                 
- Qué bueno...¡¡¡ Tenemos visita...  ¿no veis que hay 3 colas...?
- Debe de ser el compañero de Mochita, jajaja...!!!

Ballenas Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Comienza el baile... La ballena macho empieza a girar alrededor de la hembra, dando vueltas y haciendo piruetas, con pequeños cantos y resoplidos. A estas alturas ya sabe que somos fiables, por lo que se acerca sin miedo a nuestra barca...

Ballenas Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Ballenas Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

El juego de amor prosigue durante varios minutos, sucediéndose momentos de sosiego con otros de movimientos frenéticos, zambullidas y saltos...para desaparecer sumergidas

Ballenas Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Ballena Franco Austral. Península Valdés (Foto: Nacho SM)

Tras un rato de calma en que todo el mundo mira a su alrededor, y nadie sabe qué está pasando, emerge la cola agitándola varias veces, como si fuera un abanico. Mochita se despide de nosotros. Ha finalizado su visita y nos dice adiós...

Pero todavía nos reserva un regalo final. Desde la distancia nos obsequia con un extraordinario salto. Está contenta con nuestra visita, nos ha admitido entre sus amistades, y es feliz por el momento de amor en la laguna. 
¿Quién no se emociona con este espectáculo...?

Avistaje de ballenas en Península Valdés. Foto : Get Your Trip - Argentina
                                                     

        Epílogo

Es difícil explicar las sensaciones que uno siente tras la excursión al avistaje de las ballenas en Península Valdés. Requiere un tiempo posterior de adaptación. En mi caso, como en todos los que conozco, ha habido un antes y un después. Mi visión del mundo animal ha cambiado totalmente, y como consecuencia mi visión de la naturaleza. Nosotros, los humanos, solo somos una pequeña parte de este mundo, y seremos mejores como especie, y entre nosotros mismos en la medida en que respetemos y cuidemos nuestro entorno. La ballena es un animal inteligente, cariñoso, generoso y simpático. 
Solo tiene un depredador : nosotros. 
Luchemos por cambiar estos comportamientos y seamos sus mejores amigos. 
En nuestra mano está y ellas nos lo agradecerán. Siempre lo hacen...

                                   
                      Video : La Historia de los Avistajes de Ballenas en Península Valdés

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